viernes, 12 de febrero de 2010

El principio de Heisenberg en el baloncesto



       Heisenberg contribuyó a la física moderna con numerosos trabajos. El más notable y que le valió el Nobel fue lo que se denomina "el principio de incertidumbre". En líneas generales venía a decir de la imposibilidad para determinar, simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas, como son, por ejemplo, la posición y el momento lineal de un objeto dado. Así, estudiando las partículas componedoras de la luz (fotones) observó que la razón que le impedía medir con precisión la posición y el momento de las partículas era él mismo. De algún modo, sólo el hecho de observar el experimento provocaba un cambio en el comportamiento de los fotones.

     Éste principio no sólo fue un golpe para los físicos (Einstein tuvo que reconsiderar y reformular su teoría de la relatividad) sino que trascendió a un principio más general y de carácter casi filosófico, el principio de Heisenberg. Y éste reza algo así: La observación objetiva de un suceso es fisicamente imposible, pues dicho suceso está obligatoriamente modificado por la mera presencia del observador.

    En el baloncesto, los entrenadores somos los científicos. Nuestro trabajo: observar, planificar actuaciones, proponer tareas y evaluar los resultados. La pista es nuestro laboratorio y los jugadores, el sujeto del experimento. Sí, experimento he dicho. ¿O es que acaso tenemos certeza de como va a responder cada jugador al hecho de corregirle un gesto? En cambio sí tenemos claro qué nos gustaría que sucediera tras la corrección. Esto para mi es un experimento.

     Lo que el principio de Heisenberg puede aportarnos como entrenadores es calma y perspectiva. Así pues, ahora sabemos que la manera que tiene nuestro equipo de entrenar, de jugar, de aprender y de superarse es propia del binomio "nuestro equipo-nosotros".  No pretendo dar luz al tenebroso mundo de la dirección de grupos. Tampoco simplificar el trabajo que hacemos. Solo tener la perspectiva de que somos parte del equipo que entrenamos hasta límites que la física demuestra. Y que cualquier otro observador que evalúe a nuestro equipo no dejará de estar observando algo distinto a lo que estaba allí antes de que él mirara. La visión de un entrenador de su equipo es, independientemente de sus conocimientos y experiencia, la opción subjetiva más importante y dista de la objetiva lo mismo que cualquier otra.

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