Beltrán – No creo que volvamos a vivir una noche así, amigo mío. He tenido grandes partidos, pero ninguno como ese.
Rus – Y eso que ya ha llovido desde entonces. Éramos jóvenes y atrevidos. No hemos vuelto a tener otra gloria como esa porque le edad nos ha enseñado a ser aburridos.
Beltrán – ¿Qué quieres decir?
Rus – No ganamos ese partido por casualidad, Beltrán. Fuimos mejores durante casi todo el tiempo; no les dejamos hacer su juego. Esa fue la clave. ¿Y cómo lo hicimos? Tú lo sabes mejor que yo… arriesgando.
Beltrán - ¡Claro que arriesgamos! No teníamos otra opción de enfrentarnos al todopoderoso Barça, según tus palabras.
Rus – Sí teníamos otras opciones. Cualquiera de las que planteamos hoy en día en nuestros equipos. Pero a diferencia de ahora éramos jóvenes y osados. Nos pareció buena idea hacer esa locura.
Beltrán - ¿Nos?
Rus se levantó rápidamente de su sillón y se dirigió al minibar a ponerse otro escocés. Alzó su vaso hacia donde estaba sentado Beltrán ofreciéndose a servirle otra copa.
Beltrán – No, gracias. Estoy servido. Me hubiera gustado guardar los vídeos o los papeles del scouting, sabes. Pero soy un desastre. Ya no tengo nada de aquellos años. ¿Tú tienes algo?
Rus – No. Ya sabes que no soy de guardar papeles.
Beltrán – Ni que lo digas. Ni papeles ni vídeos ni estadísticas.
Rus – No fueron las estadísticas las que nos dieron aquel partido. Si fuera por ellas tendríamos que haber perdido de cincuenta puntos por lo menos…
Beltrán – ¿De verdad vamos a volver a tener esta discusión ahora? ¡Han pasado treinta años de aquello! Y hasta tú acabas de decir que fue una locura no hacer caso a los datos. Salió bien porque salió bien, pero no le busques argumento convincente.
Rus - ¡Vaya, para no querer hablar del tema has entrado al trapo! Y no salió bien porqué sí. Acertamos en el planteamiento, por arriesgado que fuera. Además, mi argumento no tiene que convencerte a ti, viejo gruñón. Yo sé porque hice lo que hice. Me guie por mi intuición. ¡Ojalá ahora hiciera lo mismo!
Beltrán – Una mierda tu intuición. Me había tirado semanas viendo vídeos y recogiendo datos. Hice un estudio de sus puntos débiles que ya quisiera saber hacer mi come-vídeos de ahora. ¿Y tú qué hiciste? Lo tiraste por la ventana. Literalmente.
Rus – Jajaja… ¡Ya no me acordaba de eso!... Ejem… em. Estuvo mal.
Beltrán se quedó mirando a Rus durante unos segundos con su famosa mirada de antihéroe enfadado. Luego sacó un hielo de su copa y se lo lanzó a la rodilla.
Rus - ¡Ay! Cabrón, esa es la mala.
Beltrán – Lo sé. Mira, lo de tirarlo por la ventana, me da igual. De hecho, me he reído muchas veces contándoselo a otros en plan batallitas. Pero que pasases de mi trabajo, de lo que te decía. No hiciste ni caso. Ni los marcajes, ni las defensas de los bloqueos, ni los sistemas que habíamos entrenado… ¡Todo a la mierda! ¡Tres en zona y dos en ciego! Sin haberlo entrenado. ¡Ole tú!
Rus – Los datos no servían de nada. Hablaban del pasado. Ese momento era el presente y no iba a funcionar. Lo sabía.
Beltrán – La estadística habla del futuro, Rus. Predice lo que va a pasar y con qué probabilidad.
Rus – ¡Ya estamos! El que no quería volver a discutir... Y además, te puedes guardar ese tonito condescendiente. Mira Beli, te lo voy a explicar una vez más, pero si no eres capaz de respetar mi agnosticismo matemático, mejor dímelo ahora y no empiezo.
Beltrán se recostó en el cómodo sillón orejero y guardó silencio por unos segundos.
Beltrán – Adelante.
<<< CONTINUARÁ >>>
LS ESTADISTICAS NO DEJAN DE SER SOLO NUMEROS.
ResponderEliminarel alma del juego se vierte en cada momento del partido "paidomotricidad" jajajaja