lunes, 12 de abril de 2010

Cartas a mi entrenador, volumen 2


Hola entrenador,

He decidido volver a escribirte. Y sé que no te gusta. Sé que prefieres que siga mis pasos, encuentre mis propias piedras con las que tropezar y otras personas con las que reinventar la rueda, pero créeme, cuando te cuente esto, entenderás porque te escribo.

Tenias razón aquel día que me dijiste que no hay vuelta atrás cuando el faro del conocimiento te deslumbra en la cara. Cuando chocas de bruces con la lógica de un razonamiento bien hecho, nada puede devolverte a la cueva en la que eras tan feliz a oscuras.

Mi entrenador es incoherente. Y mis compañeros también. Y mi entrenador del año pasado. Y todos los de los años siguientes al último que estuve contigo. Y lo peor es que no puedo obviarlo.

¿Recuerdas lo del "todo o nada"? Que tontería. Claro que lo recuerdas. Seguro que lo inventaste tú. ¿Cómo empezabas la historia? Ah sí! Con los juegos y los deportes. "El propósito de un juego es proclamar un vencedor y un perdedor" Bajo esta premisa, cuando juego al baloncesto lo único que pretendo es ser el que gana. En cada partido, en cada entreno, en cada repetición de cada ejercicio, en cada paso que doy dentro de los 28x15. Debo superar al rival, cumpliendo el reglamento y sirviéndome de mis compañeros. Ahí está la esencia de un deporte; en medirme. Y hago baloncesto voluntariamente. Nadie me obliga a estar sudando y escuchando a mi entrenador. El día que no quiero medirme con nadie, no lo hago. Pero el día que quiero, no me cabe en la cabeza dejar pasar un segundo de juego sin competición. Todo o nada. Y no tengo una ilusión especial por ganar. Y no me da miedo perder. De hecho, lo que me gusta del baloncesto es que puedo ganar y perder. Si una de estas cosas no pudiera pasar, me aburriría y lo dejaría. Supongo que ahora entiendo a Jordan.

No puedo dejar de pensar que si no me hubieses abierto los ojos, quizá ahora sería feliz en mi equipo de conformistas. Me lo enseñaste todo, o al menos todo lo que merece la pena saber y sinceramente, no creo haber salido ganando. Sólo me queda la esperanza de buscar a otros que como tú y como yo, se desviven en lo que quieren y se hacen el muerto cuando algo se la trae floja. Quizá algún día pueda montar un equipo de gente así.

Hoy más que nunca, gracias entrenador.

1 comentario:

  1. Me gusta la idea y lo que has dicho... Por cierto, cuando hagas el equipo haré la pretemporada! jeje

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