lunes, 25 de abril de 2016

Saberse el camino



Es curioso cómo funciona esto del saber;
del creer que sabes;
del saber en qué creer.
Curioso cómo avanza el tiempo
enseñándonos a verle pasar
y viéndonos quedar atrás…

A veces creo haber llegado a ese plácido rincón iluminado donde yacer sin prisa,
con las mejores vistas y una paz desmedida.
Entonces me acomodo en una esquina
y me pongo mi canción favorita.
Pero incesante el sol avanza,
y mueve las sombras,
y me quedo a oscuras tiritando de resabido.

¡Son las dudas!
¡Son las dudas! Me repito.
Son las dudas que traen pan de pueblo, queso manchego y un buen vino. Me dicen que recoja el chiringuito, que me calce las botas de montaña y, amablemente, me indican el camino.

Y así paso mi tiempo,
recorriendo lo recorrido,
y parándome en cada sitio.
No sé cuán lejos está mi destino
ni me preocupa tenerlo sabido.
Ahora sé que a veces soy hogareño y otras peregrino.

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