miércoles, 5 de junio de 2013

Boultrachet

A veces escribo porque sé de lo que hablo. Otras, porque no entiendo nada. Sé que escribo cosas que callo y no sé muy bien hablar de lo que escribo, pero últimamente, cuando me leo a mí mismo, no recibo el regalo que envolví con mi escrito. Y eso no es lo peor, pues las palabras rezuman el hedor de lo furtivo y me asusta no saber quién dijo lo dicho.

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