domingo, 12 de febrero de 2017

Corto, medio y largo plazo


Todos los entrenadores queremos ganar y a todos nos gusta que nuestros jugadores evolucionen. También todos sabemos que se aprende de los errores. Todos comprendemos el papel de la experiencia y el efecto inmediato de la instrucción directa. Todos sentimos durante el juego, de una u otra forma, que cuanta más libertad dejemos, más riesgo inmediato asumimos. Pero no todos somos iguales. Ni siquiera nos parecemos. Así que, ¿dónde está la diferencia? Yo creo que en el plazo de nuestros objetivos.

Los objetivos a corto plazo tienen que ver con ganar el próximo partido. Scouting, adaptación de sistemas o ejercicios, defensas especiales, etc.

Los objetivos a medio plazo son aquellos que se fijan en la competición. Prepación física planificada buscando picos, reorganización del playbook para ocultar recursos, seguimiento de rivales, explicitación de objetivos de rendimiento como "quedar entre los 4 primeros", etc.

Los objetivos a largo plazo recogen aquellos proyectos que superan la temporada en curso. Suelen ser de dos tipos: aquellos que tienen que ver con la progresión indvidual de los jugadores y aquellos que se refieren al estilo de juego o la identidad de club.

Así, creo que todos los entrenadores hacemos al menos un poco de cada tipo, pero que nuestra principal característica diferenciadora es la proporción que dedicamos a cada plazo. Lo que diferencia nuestros estilos de dirección, nuestras metodologías, nuestros mensajes y nuestro poso en los jugadores es lo lejos que ponemos la mirada en nuestro trabajo con ellos.