miércoles, 22 de julio de 2015

Más preguntas que respuestas. Entrenando la creatividad.

Los niños nacen originales… y año tras año, les vamos convirtiendo en uno de los nuestros.

El problema de falta de creatividad en los jugadores adolescentes lo solemos enfocar mal. O más que el problema, la solución. Desde hace unos años está de moda la frase “hay que dejar a los jugadores ser creativos”. Y no quiero que me malinterpretéis; eso es mejor que no dejarles serlo, pero creo que la solución no pasa por dejarles sino por enseñarles a serlo. La mayoría de estos quinceañeros ya han sido privados de su natural curiosidad por parte de la escuela reglada, la familia o las normas sociales. Toca aprender de nuevo la importancia de la opinión propia y del error útil.

Aunque esta propuesta es mucho más exigente con los jugadores, no es por su bienestar por lo que los entrenadores la solemos evitar, sino por el nuestro propio. Enseñar a ser creativo es difícil, laborioso y muchas veces, nada fructífero. Además, requiere de unas cualidades docentes que no son sencillas de desarrollar, como por ejemplo, ¡ser creativo! Tanto algunos docentes como entrenadores sienten que no pueden desarrollar en sus chavales una cualidad que ellos no poseen. Pero, ¿es esto así?

Tengo muchas preguntas sobre la creatividad. Y las tengo, no porque no pueda responderlas, sino porque su respuesta resulta ser distinta cada vez que repregunto. ¿Qué es ser creativo?, ¿cuál es su contrario?, ¿cómo empieza un acto creativo?, ¿es una cualidad exclusivamente humana?, ¿y social?

Pero de todas las preguntas hay una que me absorbe más. No soy ni el primero ni el último que se cuestiona esto. Algunos referentes para mí como Marina, J. A. y Robinson, K. ya han dejado ríos de tinta sobre el asunto, y es que no es un tema menor. Podría tratarse del quid para dominar su enseñanza: ¿hay una creatividad o hay varias?

El planteamiento de Gardner sobre las inteligencias múltiples parece estar pegando fuerte ahora en los ámbitos educativos. Por un lado, ¡ya era hora!, y por otro, no es exactamente a esto a lo que me refería con lo de una o varias creatividades. Puede que haya siete, ocho o hasta treinta y tres inteligencias diferentes, pero la creatividad es el uso de esta inteligencia, en cualquiera de sus tipologías, de una manera muy, muy concreta. Del mismo modo que no hay un sentido del humor motriz, uno musical y uno matemático, tampoco creo que existan diferentes creatividades. Al menos, no en su esencia.
Podemos mirar un cuadro de Van Gogh y ver creatividad en el uso de los colores; o en un pabellón, en los regates en un deportista; o en una pizarra, en la simpleza en una ecuación, y pensar que no hay nada que los una; que no están sujetos por una misma cualidad. Pero si nos preguntamos sobre qué aspecto se aplica la creatividad… si nos preguntamos una vez y otra cuál es el receptor último del hecho creativo, nos damos cuenta de que no son ni colores, ni regates, ni ecuaciones, ni notas musicales. Son soluciones a problemas. Son simples respuestas originales, singulares. Solo respuestas diferentes a las preguntas habituales.

Esta deberá ser nuestra piedra angular sobre la que edificar las tareas en los entrenamientos. Si queremos enseñar a ser creativos debemos abrir nuestros ejercicios, abrir nuestro abanico de soluciones y abrir nuestra mente para poder valorar el mérito de las respuestas dadas.
Algunas actuaciones tienen que ver con la propia dinámica del grupo. La forma de hablar con ellos, de proponer, de indagar. Mucho estará en la personalidad del entrenador. Pero otros aspectos dependerán de la propia confección de las tareas, de la redacción de las normas, de los sistemas de puntuación y del uso de los refuerzos y castigos.

A continuación expongo algunos consejos para favorecer la creatividad en los entrenamientos:

  1. Cuando diseñes los ejercicios, utiliza preferentemente el método de resolución de problemas. Recuerda que, a diferencia del descubrimiento guiado, solo se deben planificar los problemas que los jugadores deben resolver. No cierres las posibles respuestas que ellos den. Toda solución al problema que cumpla con las reglas debe ser válida y valorada.
  2. Cuida mucho la forma en la que presentas los ejercicios ante los jugadores, dosificando cuidadosamente la información y utilizando un discurso vivo, que invite a pensar.
  3. Incluye tiempos muertos durante los ejercicios para que cada equipo se reúna a compartir ideas. Son tiempos muertos sin entrenador.
  4. Invéntate el “bonus por creatividad” o cualquier otra forma con la que puedas dar puntos extra en los ejercicios a las respuestas eficaces más novedosas.
  5. Ante una solución diferente, primero trata de comprender el camino que ha seguido el jugador. Empatiza con él. Solo desde ahí podrás valorar el mérito del hecho creativo. Luego, apórtale tu experiencia siendo sincero sobre lo que piensas de su decisión. Dile lo bueno y lo malo. Y si puedes, lo bueno otra vez.
  6. Fíjate y valora las decisiones por encima de los resultados. Puede que un jugador tenga una idea verdaderamente buena, pero algún aspecto motriz o emocional la haya hecho fallar. Aquí es fundamental que nosotros tomemos parte, reforzando la buena decisión tomada y moviéndole a volver a intentarlo.
  7. No tengas reparo en mostrarte asombrado y encantado cuando algún jugador resuelva de forma creativa y efectiva. Ese puede ser el refuerzo positivo definitivo para un adolescente.
  8. Tampoco tengas problema en reconocer aquellas cosas que no sabes todavía, invitándoles a ellos a aportarte ideas al respecto.
  9. Inventa ejercicios diseñados específicamente para provocar respuestas diferentes. Puedes dedicarle diez minutos cada dos semanas a hacer juegos donde ser original sea más importante que ser efectivo. Donde la imaginación valga puntos. Podéis jugar a H.O.R.S.E., al espejo, concurso de casi-mates o lo que se te ocurra.
  10. Delega algunas decisiones estratégicas y áreas de organización en los jugadores. Puedes organizar un concurso de jugadas de fondo. O hacer un taller de defensa por posiciones. O crear un pequeño comité que resuelva temas como las cenas, las crónicas de partidos, etc. Los jugadores seguramente necesiten un primer empujón, pero pasados unos meses ya no querrán dejar de aportar ideas. Unos más que otros, como siempre.
  11. No te olvides de hablar con ellos individualmente durante los ejercicios. Especialmente con aquellos que necesiten más ayuda para hacer valer sus ideas. Haz preguntas abiertas y si individualmente es necesario, dales grados de concreción que ayuden a encontrar una respuesta.


Tal y como dije al principio, no es fácil potenciar la creatividad en los jugadores mediante la metodología. Eso sí, todo el esfuerzo dedicado puede verse recompensado en solo dos segundos; lo que tarda en suceder una jugada genial.