viernes, 31 de octubre de 2014

Dos maneras diferentes de obtener ventajas: el sisteming y la estrategia consciente.


Los sistemas de juego suelen ser, en esencia, una concatenación de situaciones estratégicas que a su vez están compuestas por medios tácticos colectivos. Cada una de estas situaciones tiene unos espacios determinados de juego, unas opciones favoritas y una intención final. Así, un sistema largo suele estar edificado sobre la idea de que la posición final de los jugadores tras la primera situación es la idónea para el inicio de la segunda situación, y el final de esta para el comienzo de la siguiente. Pero, hay dos maneras de jugar cualquier sistema. Podríamos decir que existen dos actitudes diferentes de juego que cambian por completo la esencia del sistema. Están las hormigas y los leones. Empecemos con las primeras.

El comportamiento de un hormiguero siempre se ha puesto como ejemplo de trabajo en equipo. Cada hormiga tiene su rol y se entrega a él total e inconscientemente. Son como engranajes perfectos de un motor que asegura la subsistencia de la especie. La exploradora, explora; la obrera, obra; y la reina, reina. Siguen un papel dentro de un plan general que –y aquí viene lo bueno- ninguna de ellas conoce en su globalidad. Los insectos no tienen conciencia. El instinto les guía de forma automática. Son efectivos pero ajenos a ello.

Los leones cazan en manada. Tienen estrategias diferentes para su fin que cambian en función del número de miembros de la manada, la situación geográfica, el tipo de presa y la urgencia de su cometido (del hambre que tienen, vamos). Además, para cada estrategia el líder de la manada establece unos roles diferentes. Puede que utilicen el terreno elevado para atacar, puede que acorralen a su presa en un pasillo estrecho y puede que le hagan correr hasta el campo abierto para favorecerse de su velocidad, pero a diferencia de las hormigas, ellos nunca olvidan su intención final. Si en medio de la persecución la presa se resbala y cae, los leones no siguen con su estrategia planificada. Solo aprovechan la ocasión. Y aquí no importa su rol. Si pueden, muerden. Yo le llamo estrategia consciente.

viernes, 10 de octubre de 2014

¿Qué es leer el juego?



Leer el juego es una actitud; una manera de estar en la pista. Y, o la tienes o no la tienes. No hay término medio.

Leer el juego es ver un mensaje, es ver lo que te rodea como un código. Cada parte significa algo y todo está relacionado.

Leer el juego es entrar en una historia, en un cuento, donde tan bueno seas leyendo, tanto mejora el argumento.

Leer el juego no es hacer bien los sistemas, del mismo modo que saber cocinar no es seguir una receta. Tanto entrenadores como jugadores, tanto en colegios como canteras ACB, suelen ignorar este hecho. Se enseña estrategia antes que táctica. Y en los partidos, solo la primera parece importar. A la buena lectura de lo inmediato se le suele llamar talento, y sirve como excusa para no plantearse mejorarlo.

Leer el juego es personal e intransferible. Es el disfrute máximo que este deporte puede ofrecer y solo está al alcance del que se atreve a no hacer caso a los demás, a inventarse su propia forma de jugar.